jueves, 18 de marzo de 2021

Los alumnos de 6º A leen cuentos de TERROR

 Con los chicos y chicas leímos cuentos de esta gran autora argentina oriunda de la ciudad de Tigre



Los cuentos leídos son: “En silencio” y "Un horrible final"


Como un eco lejano escuchó su nombre…

—¡Verónica Holzer!

Sus cansados párpados se abrieron. Se irguió de
pronto. Los flejes del elástico de su cama crujieron al
hacerlo. A lo lejos oyó el pasó del tren y una suave sonrisa
se dibujó en su boca. La sala fría de aquel viejo hospital
le dio la bienvenida y las blancas paredes, al igual
que sus ojos, sintieron la herida al encenderse la luz.

Aduras penas distinguió la silueta de la enfermera que se
acercaba a su lado. Sintió la mano fría sobre su frente y
un suave empujón la obligó a acostarse nuevamente. Ni
una sola palabra. Todo transcurrió en silencio. Como si
su vida, pendiente de un delgado hilo, no importase.
Tampoco lo que ella sentía en aquel momento... ¡estaba
viva!, y una gran emoción dentro de su pecho se lo gritaba…¡
Estás viva Verónica Holzer! ¡Entre tantos muertos,
vos estás viva!

El accidente había pasado de pronto. Nadie tuvo
tiempo de pensar en nada. Su memoria guardó el ruido
que produjeron los neumáticos en la desesperada carrera
por huir. El micro, el tren, y el desastre. Cuerpos sangrantes,
desgarrados, hierros retorcidos. Eran todo lo que
quedaba de aquel largo fin de semana.
La enfermera se alejó, y nuevamente se apagó la
luz. Todo, bajo la penumbra de aquel frío cuarto, volvió
a quedar en silencio, y ella cerró sus cansados párpados.
Desde lo alto de una ventana comenzó a asomarse
tímidamente el alba.

—¡Verónica Holzer! - Volvió a decir la voz.

—¡Verónica Holzer, ven con nosotros!

Dijeron otras voces, y la muchedumbre de espectros
oscuros caminó lentamente por el largo corredor,
entre las hileras de camas y las blancas paredes de aquel
viejo hospital, repitiendo…

—¡Verónica Holzer, ven con nosotros!

—¡No! —Dijo Verónica, y un rayo de sol penetró
a través de la ventana en lo alto y cayó sobre su cama,
como una bendición.

—¡Estoy viva! ¡Yo, estoy viva! —Gritó a la
muchedumbre de fantasmas que la llamaba.

Entonces, los oscuros espectros la miraron, y
luego, lentamente, se alejaron en silencio.

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